Monday, December 1, 2014

Efectos comorbidos en toxicidad del uso de metanfetamina y VIH






La metanfetamina es un droga psico-estimulante altamente adictiva, cuyo abuso se ha extendido de manera epidémica siendo su adicción una preocupación para salud pública dado a al relación de su abuso crónico y sus efectos en la salud. Las complicaciones de salud que surgen dado al abuso ocurren a consecuencia de sus efectos neurotóxicos en los que incluyen daño a los terminales monoaminérgicos, apoptosis neuronal y sobre activación de las astroglias y microglias en el cerebro. Más aun su abuso puede resultar en la debilitación de las funciones vasculares del cerebro dado a que su toxicidad ha sido altamente relacionada con la interrupción de la función adecuada de la barrera hematoencefálica que su uso ocasionan. Estas alteraciones que ocurren mayormente en la corteza y seguido por el hipocampo están altamente correlacionados a la neurodegeneración y la expansión de la corteza. Estudios recientes en modelos animales han indicado que el uso de metanfetaminas pueden alterar la función de la barrera hematoencefálica a través de su efecto directo en las células endoteliales. Cambios pato-fisiológicos que resultan en el incremento de la permeabilidad de la barrera, en especial en el estriatum, hipocampo dorsal y la región límbica. Muchos de estos aspectos de toxicidad inducida han sido relacionados a la producción de especies que reaccionan con oxígeno y a la inducción del estrés oxidativo que afectan a las células endoteliales. 









Se ha encontrado que la seroincidencia de las personas infectadas con VIH asociadas con el uso de metanfetamina es 5.8 veces mayor en comparación a las personas que no abusan de la sustancia. Estudios indican que la dependencia de metanfetamina tiene un efecto aditivo a los déficits cognitivos asociados a la infección con VIH. Entre la neurotoxicidad asociada a la infección se encuentran los efectos excito-tóxicos de glutamato, productos secretorios de células gliales crónicamente activadas y estrés oxidativo. Incluso se ha encontrado que la disfunción de la barrera hematoencefálica es parte de la degeneración que ocurre en personas infectada con VIH. Se entiende que VIH entra al cerebro primordialmente a través de los monocitos y los linfocitos que cruzan la barrera hematoencefálica, el llamado mecanismo del “Caballo de Troya”. Luego de cruzarla, los monocitos infectados pueden convertirse en macrófagos peri-vasculares. Estos una vez activados y las microglias pueden replicar el virus y expresar moléculas neurotóxicas que a su vez activan astrositos y otras células. Los astrositos forman una  parte muy importante de la barrera hematoencefálica al rodear las células endoteliales microvasculares. Una vez activados estos incrementa la permeabilidad de la barrera y por ende la migración de los monocitos y linfocitos.  Por lo que se puede concluir que el abuso de Metanfetamina y la infección de VIH en el sistema nerviosos central puede causar daños aditivos y disfunciones cognitivas combinadas.


Disturbios neuro-comportacionales del daño cerebral dado a la infección de VIH incluye lo que se conoce como el Desorden Neurocognitivo Asociado a HIV (HAND) ó NeuroAIDS. HAND es caracterizado por la demencia dado al los daños neurales. Estudios sugieren que los individuos que están infectado con VIH (NeuroAIDS) y que utilizan estimulantes ilícitos, en particular metanfetamina, están más propensos a tener HAND en comparación con los que no utilizan los estimulantes. Se cree que esto ocurre debido al hecho a que los estimulantes intensifica los efectos negativos de las sustancias neurotóxicas que se liberan durante la infección, siendo los más afectados los sistemas dopaminergicos y glutamatergicos. Por lo que se ha sugerido que el abuso de la droga junto con VIH crea un efecto dominó en la función cerebral. Además, la exposición a la mayoría de las drogas de abuso aumenta los niveles cerebrales de dopamina, que ha sido implicado en la patogénesis del VIH y de su papel en la potenciación de HAND. En el cerebro, la multiplicación del VIH en macrófagos infectados podría resultar en la liberación de proteínas del VIH, que puede unirse a y deteriorar las funciones de transportadores de dopamina (DAT), que conduce a niveles elevados de dopamina en la sinapsis dopaminérgicas en la etapa asintomático precoz de la infección por VIH. La exposición de los pacientes infectados por el VIH a las drogas de abuso, en especial la cocaína y la metanfetamina, puede aumentar aún más los niveles sinápticos de la dopamina a través de la unión a DAT y posteriormente alterar la función de esta. Esta dopamina sináptica acumulada puede difundirse fuera y activar microglia adyacentes a través de su unión a los receptores de dopamina. La activación de la microglia puede dar lugar a aumento de la replicación del VIH, así como un aumento de la producción de mediadores inflamatorios tales como el factor de necrosis tumoral (TNF) alfa y citoquinas (inflamación). Así el aumento de la replicación del VIH puede conducir a aumento de la carga viral del cerebro y el aumento de la transmisión del VIH proteínas. Estas proteínas, a su vez pueden inducir la muerte celular de las neuronas dopaminérgicas adyacentes a través de apoptosis. La autooxidación y el metabolismo de la dopamina sináptica acumulada puede conducir a la generación de especies reactivas de oxígeno (peróxido de hidrógeno), quinonas, y semiquinonas, que también pueden inducir la apoptosis de las neuronas. El aumento de la muerte celular de las neuronas dopaminérgicas eventualmente puede conducir a déficit de dopamina que puede exacerbar la gravedad de HAND.

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